Después de dos décadas de oscurantismo pedagógico, impuesto por el neoliberalismo, vivimos en nuestra América peligrosos brotes de racismo, xenofobia y ultranacionalismo, también por el surgimiento de medievales ideas que pretenden convivir o sustituir las concepciones científicas del mundo, por creencias bárbaras como el terraplanismo, el creacionismo o las ideas de los provida, subrayó la senadora Blanca Piña Gudiño ante compañeros del movimiento pedagógico “Nuestra América”.
La legisladora federal se encargó de inaugurar el 3er Taller de Reflexión Pedagógica Colombia 2020, rumbo al IX Encuentro Iberoamericano de Educadores Colombia 2020, que organizó la Red para la Transformación Educativa en Comunidad.
En su mensaje explicó brevemente los daños producidos por el obscurantismo educativo, impulsado por las políticas de organismos como la OCDE y el Banco Mundial durante la época de los 90’s.
Subrayó que la educación neoliberal priorizó conceptos, por demás estrechos, centrados en la visión empresarial de la calidad, en la idea elitista de la excelencia, en nebulosas evaluaciones, en la utilización irresponsable de las TICs y la formación de capital humano.
Para dar contexto a la base de sus ideales, Blanca Piña parafraseó al gran pensador José Martí, y lamentó que después de poco más de un siglo, el concepto martiano sigue siendo certero. Aun contiene la misma vitalidad con la que fue pronunciado por primera vez. Pero sobre todo mantiene la radicalidad de su denuncia y de su aspiración.
No sobra decir que, sostuvo la senadora, con la visión instrumental de la educación neoliberal, se negó el desarrollo multilateral de los estudiantes; se negó la posibilidad de que la humanidad estuviera al nivel de su tiempo; se sometió a los hombres y mujeres a las fuerzas ajenas de la “globalizacion” que le impedían ser protagonista de su destino, le impedían salir a flote y con ello hacer su propia historia.
El oscurantismo pedagógico que promovía la modernización educativa tuvo mucha resistencia, pero aun así se impuso por la fuerza, reconoció y por ello, dijo, son familiares proyectos como las pruebas PISA, la privatización y mercantilización de la educación, y las reformas educativas de 1992 al 2013.
“Aberraciones que creímos habían sido exterminadas, hoy cobran fuerza, son exhumadas y pretende conquistar un lugar en las escuelas públicas”, denunció ante los presentes.
Consideró que hoy en día el origen del problema es un tanto fácil de ubicar. “El oscurantismo pedagógico de la modernización educativa olvidó premeditadamente el problema central de la educación, a saber: La formación de hombres y mujeres que habitan nuestras naciones desoladas y enfrentan, lo que decía Martí eran y son “gigantes que llevan siete leguas en las botas”.
La senadora dio contexto a la frase martiniana: “Estos gigantes son las Naciones imperiales que se imponen sobre naciones pobres, pero también oligarquías criollas que asechan rapazmente con amenazas de muerte y sangre, las conquistas democráticas de los pueblos. Creo que no hay mejor metáfora para describir el avance del fascismo en el mundo y en Nuestra América”
Ante este contexto, Blanca piña hizo un llamado a recuperar los proyectos educativos el ideario antiimperialista y libertador de Martí, ya que más que una urgencia, es una necesidad histórica.
La educación debe ser, sostuvo, formación de hombres y mujeres libres, de hombres y mujeres cultas. “Y reitero esto, porque pareciera ser que una idea tan profunda pero tan básica, se ha perdido”.
Urgió a reconocer en la educación y cultura, en las artes, en la ciencia, en las ideas, el instrumento principal para la emancipación de Nuestra América.
La Senadora de la República sostuvo que la educación debe tener como principio fortalecer la soberanía, la independencia y el derecho a la emancipación de los pueblos, su derecho irrenunciable a la libre autodeterminación y al parafrasear nuevamente a José Martí expuso: “podemos decir que la educación debe ayudar a que los pueblos que no se conocen se den prisa en conocerse”.
Ante ello, sostuvo que “cualquier concepción contraria, no hace sino reforzar la subordinación ante los gigantes con botas de siete leguas”, lo cual consideró que es la tarea pedagógica y el reto de los profesores de México y de América Latina.