Por Lucio Izquierdo
Érase una vez un gobernante que se alimentaba de tacos y chile de molcajete con lo que pretendía digerir las encuestas que lo ubicaban –ubican- dentro de los peores gobernadores del país.
Y Silvano Aureoles Conejo busca revertir con congresitos la imagen de su mala administración y el último de ellos es el campeonato nacional de charrería que trastocó, de entrada, la vida de los habitantes de la capital michoacana, particularmente de los del Centro Histórico.
Trabajadores y comerciantes se enfrentaron al cierre de vialidades por policías ineptos, prepotentes y con la arrogancia que solamente da la ignorancia, como los que ubicaron en la calle Melchor Ocampo, esquina con Guillermo Prieto, que negaron el paso y su estúpida respuesta es que eran órdenes del gobernador.
Y sí, mientras Silvano ocupaba a la policía para cerrar el Centro Histórico –no que eso solamente lo hace la CNTE; no también lo hace el gobernador y a él nadie le dice nada- la ciudadanía tenía que enfrentar la inseguridad.
Sí, para ese congreso, Silvano Aureoles Conejo, cerró el Centro Histórico con vallas resguardadas por policías que, como bien dicen empresarios, no tienen la capacidad para atender a los visitantes, pero tampoco a los morelianos.
Y con el Centro Histórico –convertido en CENTRO HISTÉRICO por obra y gracia del Charro Ponciano- cerrado perdieron pequeños negocios porque a los clientes potenciales no los dejaron entrar.
Mientras el Charro Ponciano, como apodan ahora a Silvano, luce su figura en su congresito charro, Michoacán sufre inseguridad, desempleo; mientras se gasta los recursos en su congresito a los trabajadores de la Junta de Caminos, a los maestros, a proveedores no les paga. ¡Vaya incongruencia!
Y, mientras tanto, el gobierno del estado alista una campaña integral de salud mental y sería bueno que el primer paciente fuera el Charro Ponciano para ver si le pueden ajustar las neuronas y entienda que en Michoacán hay prioridades -como el combate a la inseguridad, solamente por citar una- que están por encima de congresitos de charros, pues, con los charritos sindicales que pululan en la entidad es más que suficiente.
Y Arturo Bravo define bien las prioridades del Charro Ponciano al señalar que “para Silvano, es más importante montar una yegua y florear la riata. Que impulsar la lectura. Por eso se cancela Feria del Libro”, Arturo Bravo.