Por Omar Almanza, para parodiandolanoticia.com
Melchor Ocampo a la edad de 25 años recibe la noticia de que va a ser padre, esto coincide con el hecho de que decida hacer un viaje a Europa y llega a Morelia, Ana María Escobar, su figura materna, madre de su hija mayor Josefa que desde que nace fue enviada a un internado, recibiendo solamente visitas esporádicas de su papá, hasta que cumple aproximadamente diez años, a lo cual José C. Valadés refiere “vio la prolongación de su vida, la supervivencia de su espíritu, la afinidad de su pensamiento”. Así compartieron tiempos en la represión política de Santa Anna y la Revolución de Ayutla.
El aprecio por su hija la mayor de cuatro, fue muy excepcional, tanto que lo acompaña en su destierro a Nueva Orleans, con quien además compartía libros y dialogaba de política, ya que según Valadés “representaba talento, la comprensión, la audacia, la amistad y el cariño”. Josefa contrae matrimonio en 1856 con José María Mata y al año siguiente nace su hija Josefina.
Ocampo es el hombre más trascende que se forma en el Seminario Tridentino de Valladolid, el cual se encontraba en el actual Palacio de Gobierno, frente a la catedral. Este gran héroe vivió en una casona que se encuentra a un costado del Palacio Municipal de Morelia. Como gobernador de Michoacán en 1847 reabre las puertas del actual Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo, clausurado en 1810, lugar donde Hidalgo fue estudiante, maestro y hasta el rector que convivió en dicha institución con Morelos. Creo así se funda la vida universitaria en Michoacán, renace la historia del Real Colegio de San Nicolás de Obispo fundado por Vasco de Quiroga en 1540 en Pátzcuaro que, llegó a Valladolid hoy Morelia en 1580 y luego es la institución primordial fundadora de nuestra Universidad Michoacana, gracias a la iniciativa del gobernador nicolaita Pascual Ortiz Rubio.
Don Melchor fue fusilado el 3 de Junio de 1861, en Tepeji del Río, luego de que días antes fue hecho prisionero en su Hacienda de Pomoca. Entre sus pecados se encontraban su gran contribución en las Leyes de Reforma y haber servido al presidente Juárez de 1858 a 1860, como secretario del Estado Mexicano cumpliendo funciones en Relaciones Exteriores, Hacienda y Guerra. No obstante ya concluida la Guerra de Tres Años, Guerra de Reforma o Revolución Liberal mejor dicho.
El cuerpo de Ocampo fue colgado de un pirul, lugar hasta donde llegó el Dr. Félix Arreguín parte del Servicio de Sanidad Militar del Ejército Republicano, para recuperarlo y trasladarlo a la ciudad de México donde, el Dr. Ignacio Rivadeneira Jefe de los Servicios Médicos del Ejército Oriente, además de practicarle la autopsia le extrajo su corazón, entregándolo posteriormente al Presidente Benito Juárez quien lo hizo llegar a Josefa, hija mayor y más apreciada del Filósofo y Patricio de la Reforma.
El 31 de agosto de 1884, el gobernador de Michoacán Gral. Mariano Jiménez, en un acto solemne nocturno se presentó en el Colegio de San Nicolás para entregar a esta institución, el corazón de Ocampo que había recibido de Josefina Mata y Ocampo, nieta del gran prócer que dió la vida por el gran legado de separar a la iglesia católica del gobierno, por lo menos de manera formal y pública, estableciendo para siempre una República Mexicana y educación laica, así como límites a las religiones para no intervenir en asuntos públicos.
Josefa conservó el corazón de su padre Ocampo hasta su muerte, veintitrés años, al terminar de bordar un baúl para su conservación falleció. Cuando supo del asesinato de su padre escribió un poema “Horas de tristeza” y algunas de sus palabras fueron “una parte de mi ser estará en la tumba y tu muerte me relacionará con la eternidad y el dolor”.
El padre del Ing. Pascual Ortiz Rubio, el Lic. Pascual Ortiz, regente del Colegio de San Nicolás, fue quien recibió el corazón de Ocampo, actualmente se admira y venera en una Sala que lleva su nombre, en el mismo plantel en el segundo piso de su entrada principal, donde se conservan algunas de las pertenencias de don Melchor y libros que legó a las generaciones nicolaitas, testamento de por medio, como gran sabio que además ya había revivido y legado la historia patria del Colegio de San Nicolás y de sus héroes. Se conserva hasta la ropa que traía cuando fue fusilado. Mataron su vida, pero no sus ideales, el odio de los asesinos enemigos del pueblo mexicano era evidente, la indignación genera que haya un Teatro que lleve el nombre de Melchor Ocampo y el Estado de Michoacán lleve su apellido.
El corazón de Ocampo, se transformó en el corazón del Colegio de San Nicolás y éste en el Corazón de la Universidad Michoacana. Hay razones para sentirnos hijos de Ocampo, pero también de Hidalgo y Morelos, nicolaitas y héroes que han nacido o residido en Morelia, para orgullo de los morelianos.
El corazón de Ocampo, tesoro nicolaita y moreliano, también mexicano, sigue latiendo como el amor de un gran padre, para todos aquellos que con dignidad y honestidad quieran servir a la patria y sus seres queridos. En este mes de septiembre además de celebrar el inicio del movimiento insurgente encabezado por Hidalgo, festejamos el natalicio de Morelos y que Morelia lleve su nombre desde 1828, para crear y gozar nuestra propia cultura moreliana y nicolaita, gracias a Morelos, Hidalgo y Ocampo principalmente.
Es la Universidad Michoacana desde Morelia, la principal promotora del desarrollo social y cultural del Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo, así como San Nicolás la cuna intelectual de Hidalgo y Morelos entre tantos héroes, para presumir y disfrutar en el mes patrio.
Omar Almanza, para parodiandolanoticia.com