Pánfilo Naranjo
Parece que el arribo de Juan Pablo Celis Silva a la dirigencia estatal del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) logró apaciguar las aguas que estaban muy agitadas y presagiaban un maremoto al interior del partido guinda.
Eso impresión se da no porque Giulianna Bugarini Torres lo estuviera haciendo mal, no, sino porque en la última etapa de Bugarini Torres como lideresa estatal morenista se estaba cumpliendo el dicho de “mujeres juntas ni difuntas” y es que Ana Lilia Guillén Quiroz iba con todo en contra de aquella.
Así que la presencia de Celis Silva calmó esa tormenta y hoy, cuando menos en la superficie, ya todo está más tranquilo.
A Juan Pablo Celis Silva le tocó sortear dos marchas, dos visiones, dos acontecimientos similares, pero con objetivos totalmente distintos.
La marcha del 27 de noviembre demostró el gran respaldo de la mayoría de los mexicanos al presidente Andrés Manuel López Obrador y la cual ha pretendido ser demeritada por partidos de la oposición y uno y otro medio de comunicación que añora la derrama económica que les dispensaban gobiernos anteriores.
Los detractores de esa marcha la comparan con la realizada el13 de noviembre para defender “la democracia”, argumentan, pero, sin duda, los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) están más que felices porque, en la realidad, con esa manifestación les están manteniendo sus privilegios.
Estoy de acuerdo en que se mantenga la estructura del INE, pero no con privilegios económicos de los consejeros del INE que han utilizado su autonomía para otorgarse salarios y prestaciones que ofenden a millones de mexicanos.
Ahora, los detractores de la marcha del 27 dicen que hubo acarreados y afirman que la del 13 fue de la sociedad civil, eso argumento se les cae muy fácil porque Octavio Ocampo Córdova, en Morelia, traía tras de sí una ola de banderas amarillas sostenidas por manos de acarreados. En una y otra, pues, se dio esta práctica.
Y Juan Pablo Celis Silva no se enganchó con panistas, perredistas y priistas que criticaron la marcha del 27 y alabaron la del 13; simplemente respondió a cada una de las declaraciones de quienes quisieron minimizar el apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador. Así de simple.
Celis Silva está, por lo pronto, navegando tranquilo en el barco morenista y coadyuva a desplegar las velas de la nave michoacana que timonea Alfredo Ramírez Bedolla. Ya llegará el tiempo, el 2024, de abordar otro tipo de embarcación.