Por Pánfilo Naranjo
La designación de Gabriela Molina Aguilar en sustitución de Yarabí Ávila González en la secretaría de Educación no es, como se dice en futbol cuando hay un cambio, posición por posición, porque aquella carece de las aptitudes que la segunda demostró en el tiempo que estuvo al frente de la dependencia que norma el sector educativo en Michoacán.
Se sabía, de antemano, que Yarabí Ávila tenía en su proyecto de vida pública buscar la rectoría de la Universidad Michoacana y, por lo mismo, Alfredo Ramírez Bedolla tuvo el tiempo suficiente analizar perfiles y decidirse por el relevo.
En el panorama de posibles estaban David Alfaro, pero si el gobernador quería poner ahí una mujer, por ahí se asomaban Graciela Andrade, pero, sobre todo, Mariana Sosa Olmeda quien ya lleva un buen camino en la secretaría de Educación y ha lidiado, con éxito, con los sectores retrógrados de la dependencia, es decir los sindicatos y los normalistas.
En el lado opuesto está Gabriela Molina Aguilar cuya trayectoria en el servicio público ha sido en dependencias light, es decir en aquellas de aguas tranquilas y en la única donde había cierta grilla –pero nada comparable con el monstruo que es la secretaría de Educación- tuvo un rotundo fracaso, en este caso el Sistema Michoacano de Radio y Televisión, ahí su gestión como directora fue un fiasco.
Con ese antecedente, la apuesta va en el sentido de cuánto tiempo va a estar como secretaria de Educación. Los momios indican que en el 2023 habrá nueva o nuevo titular en esa dependencia.
La elección de Alfredo Ramírez Bedolla puede obedecer a que algo le vio a Gabriela Molina Aguilar para lidiar con la CNTE, Poder de Base y normalistas, puede ser que algo tenga, pero yo no lo veo; tampoco hay que descartar que ese nombramiento se deba a la cercanía de Gabriela Molina con los Cárdenas, verdaderos mandones en Michoacán.
El peor escenario para ese nombramiento es que con ello se amplía el número de ex funcionarios silvanistas en el gabinete de Alfredo Ramírez Bedolla y, de seguir así las cosas, más temprano que tarde la administración morenista será una extensión del gobierno de Silvano Aureoles Conejo.