Por Esteban Salomón
Ante las incontables irregularidades que comete la Policía Morelia, los altos índices de homicidios dolosos en la capital michoacana y la inseguridad que la lacera, a quien deben esposar y ponerle bozal es a Alfonso Martínez Alcázar y a Alejandro González Cussi, el ineficiente comisionado de Seguridad Ciudadana que, en lo inútil, hace la mancuerna perfecta con el alcalde, su jefe.
Haciendo un recuento de algunos de los múltiples acontecimientos que delatan la inseguridad en Morelia cabe mencionar el homicidio de seis personas en la Cantina 25, de la avenida Enrique Ramírez Miguel.
Ahí Alfonso Martínez Alcázar comenzó a demostrar que le urgía un bozal pues se atrevió a decir que la Policía Morelia “no está para cuidar borrachos”, pero le faltó aclarar que sí está para extorsionar y multar.
Los asesinatos en Morelia, de hombres y mujeres, no han mermado en la segunda administración municipal de Alfonso Martínez Alcázar; tampoco las arbitrariedades de la Policía Morelia, cuyo momento “estelar”, uno de tantos, fue el 8 de marzo del 2022 cuando procedieron con excesivo uso de la fuerza contra las mujeres que ese día se manifestaron exigiendo justicia y recibieron golpes y más golpes.
Aunque, para desagracia de la ciudadanía moreliana, ese no es el único episodio en el que la Policía Morelia ha demostrado su incapacidad y su proclividad al abuso y al uso excesivo de la fuerza, hay muchos más en los que se comprueba que hay, en sus elementos, un desequilibrio mental.
Alfonso Martínez Alcázar y Alejandro González Cussi han querido vender, con sus declaraciones, que la capital michoacana cuenta con un cuerpo de policía ejemplar, capacitado, respetuoso de los derechos humanos, pero, en los hechos, es todo lo contrario.
El caso más reciente de la incapacidad y desequilibrio mental de la Policía Morelia la sufrió el periodista Francisco Torres a quien detuvieron, ilegal y arbitrariamente, por sospechoso y por tener, presuntamente, una orden de aprehensión en Baja California, entidad nunca visitada por el comunicador.
Y, el colmo, “la eficiente y capacitada” Policía Morelia lesionó la mano del periodista porque no supieron colocar ni abrir las esposas. Con esa “capacidad” las personas que caigan en sus manos están expuestas a sufrir, en el menor de los casos, lesiones.
Por todo lo anterior, y lo que se acumule, tanto Alfonso Martínez Alcázar como Alejandro González Cussi merecen ser esposados y embozalados porque ambos son un peligro para la ciudadanía de Morelia, claro, para la que trabaja honestamente, porque la que delinque la uniforman de policía.