Por Pánfilo Naranjo
En la antesala de un año electoral suele ocurrir que quienes aspiran a un cargo de elección popular se promocionen subliminalmente, pero, también, está la otra visión en la que algunos utilizan esa publicidad para desacreditar a un potencial oponente; a esto le llaman guerra sucia.
Recientemente aparecieron en Morelia imágenes, una fotografía, medianamente difusa, con el apellido Navarro, y pintas con la pregunta, ¿quién es Luis?
Y Luis Navarro García, a quien seguramente se refieren esos “promocionales”, desmintió categóricamente que sean de su autoría, incluso fue drástico al afirmar que está en contra del uso del papel en promocionales por ser una medida que atenta contra el medio ambiente.
Y si Luis Navarro García se deslindó de esas pintas, ¿quién las mandó colocar, acaso es la guerra sucia y si es la guerra sucia quién la promociona, quién la paga?
La guerra sucia puede tener dos orígenes, desde el interior del propio partido o desde la plataforma de enfrente.
A Luis Navarro García lo han considerado, en sectores sociales y políticos, como un serio candidato a la presidencia municipal de Morelia abanderado por el Morena.
Y con esa consideración está pisando el callo a quien está buscando la reelección y a quien mano a mano, desde hace tiempo está buscando ser presidente municipal de la capital michoacana.
¿Quién es ese Luis que tanto escozor ha causado?