***Por Boris González Ceja
Agosto 9 de 2024… En psicología positiva no se recomienda escribir en negativo, porque se tiene la carga energética de seguir decretando lo malo y el error: sin embargo, cuando las cosas son neciamente torpes, vale la pena nombrarlas: por eso es que el malogro de la protección de la salud en México requiere ponerse con nombre y apellido, donde, como un claro ejemplo, en temas de salud sus fracasos se ponen del lado de la autoridad médica, no del paciente.
Del desabasto de medicamentos como una mina histórica de la corrupción, exacerbada por la ineptitud de los “nuevos” dirigentes de la salud, con claros ejemplos en el ISSSTE, no es necesario profundizar en eso: sus resultados son padecidos por la población todos los días en las filas de las farmacias, en la supuesta falta de medicamentos por prescripción administrativa (si es que algo así existe), en la carencia de servicios de psicología de calidad para la población vulnerable, especialmente mujeres, niños y personas de la tercera edad.
Lo que viene a poner en una posición sumamente delicada a los pacientes es que los órganos de apoyo a la ciudadanía se encuentran contagiados del nuevo virus recién diagnosticado de la inoperancia selectiva, como me gusta llamarle.
Y es que su actuar, absurdo en algunos casos cuando no arbitrario, nos hacen ver que, en su historia de muchos años de operar para sus amigos, no han logrado resolver nada, o casi nada en favor de las personas a las que dicen representar.
Decir que las oficinas que se presumen como Organismos Constitucionales Autónomos ahora hacen su trabajo sin omisiones y sin simulación es una historia que solo ellos se la creen, sobre todo con la alta cantidad de personas que han presentado sus quejas por las violaciones de derechos humanos de las autoridades y que se quedan en el tintero, cuando no resultan regañados los quejosos.
La calidad de víctima para muchas personas es un sello que se llevaran hasta la tumba con órganos supuestamente ciudadanos como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) o la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED), donde se dedican inútilmente a tramitar quejas, donde la mayoría de las veces se termina dándole la razón a las autoridades violatorias de derechos, y de esos hay ejemplos incontables.
Tal es el caso de Mariana, paciente oncológica que no ha tenido atención en el ISSSTE desde hace meses. Por su delicada condición, resulta grave el posponer sus citas, cada vez que se acerca la fecha; ante la inoperancia del Instituto, decidió poner una queja en la CNDH, en la CONAMED, incluso interponer un amparo ante el Poder Judicial de la Federación. Ninguno de estos organismos le ofreció apoyo, la pregunta que salta a la vista es: ¿Ante quién nos amparamos?
En el caso de otros órganos como el Poder Judicial, donde los amparos son una herramienta que históricamente era usada para salvaguardar y proteger los derechos humanos, ni hablar: hoy también las autoridades se las pasan por el arco del triunfo, sin mayor consecuencia que saber que están en un error histórico, donde las victimas algún día, aunque se vea lejano, tendrán justicia.
Los problemas que se pueden observar en el fracaso de la protección de la salud son de tipo mental, ya que las autoridades se encuentran fuera de foco, descuadradas de sus responsabilidades y obligaciones, no se encuentran formados en el liderazgo que se requiere para afrontar diversos programas y proyectos que requiere la población en temas tan diversos, y son coordinados por figurines sin personalidad, o con personalidades narcisistas que les caería bien ir a terapia psicológica antes que seguir arruinando lo poco que queda de los servicios públicos de salud.
Sin duda que el problema de la protección de la salud se ve comprometida en temas mentales, sobre todo por la falta de políticas que permitan darle seguimiento a las víctimas y sus familias hasta que encuentren una respuesta digna, convincente y a la altura de sus circunstancias, libre de mentiras y de manera transparente: sin eso, seguirá siendo un chistorete la defensa de los derechos humanos en el ámbito gubernamental.
Causas y azares…
? Según el informe sobre la situación de la salud mental y el consumo de sustancias en México 2024, se habla de que los pacientes están buscando más ayuda por el consumo del fentanilo, mientras las autoridades en la materia andan extraviadas, de vacaciones, ocupando un lugar en el espacio.
? Nuevamente vuelven a aparecer colgados en las calles de una manera siniestra, que nos habla del fracaso en la dirección de la salud mental del gobierno, visiblemente en temas de suicidio.
? La ejecución de personas en la vía pública es una realidad tan normalizada, que dejar en su cargo al fiscal general es como una obviedad, sobre todo en países como el nuestro, con una calidad ética comprometida de la ciudadanía en su conjunto.
Hasta la próxima, que la historia es una forma más de ficción.
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***Por Boris González Ceja -Presidente de la Asociación Mexicana de Psicología. Lema: Psicología y Desarrollo Comunitario