En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, recordó que la población indígena en México se estima en 15.7 millones de personas
Morelia; Michoacán a 09 de agosto de 2019.- Apostar por el desarrollo y fortalecimiento de las comunidades y pueblos indígenas es una responsabilidad que autoridades en México no pueden seguir eludiendo, subrayó la diputada Araceli Saucedo Reyes, coordinadora del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática en la LXXIV Legislatura del Congreso del Estado.
Al conmemorarse este nueve de agosto el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, la diputada por el distrito de Pátzcuaro recordó que la población indígena en México se estima en 15.7 millones de personas, de las que 11.1 millones viven en un hogar indígena.
“Lamentablemente, de ese universo de población indígena menos de la mitad hablan lengua indígena, mientras que los 9.1 millones restantes ya no lo hacen”.
Araceli Saucedo Reyes apuntó que el Estado Mexicano tiene una deuda histórica con las comunidades, y si bien la problemática que enfrentan se ha venido visibilizando, aún resta mucho camino por andar y compromiso que demostrar para fortalecer su crecimiento y desarrollo.
Calificó como vergonzoso que en México, diversas comunidades indígenas registren niveles de desnutrición superiores a los de África, y que de los 2.7 millones de niños indígenas mexicanos el 22.8 % no reciben instrucción escolar.
“Los indígenas son los más pobres entre los pobres, hay que tener presente que nueve de cada diez indígenas no cuentan con el equipamiento básico para acceder a la información; ocho de cada diez habitan en viviendas con carencias materiales graves y con alto grado de hacinamiento; tres de cada de cada diez no tienen acceso al agua potable ni a fuentes seguras de agua; y nueve de cada diez no cuentan con instalaciones de saneamiento, afectando así sus condiciones de vida y salud”.
Por ello la legisladora recalcó que hoy como nunca es necesario que toda autoridad asuma con plena responsabilidad el compromiso de sacar adelante a nuestros pueblos originarios, que forman parte de nuestra raíz y de nuestro presente, por lo que ignorarlos y marginarlos es atentar contra el corazón de México.