El que el Congreso de Michoacán haya decidido correr a más de cuarenta trabajadores para suplirlos por “gente de su confianza” implica, por un lado, que quieren tapaderas para sus tropelías y, por otro, que con esos cargos quieren pagar compromisos políticos sin tomar en cuenta la capacidad de aquellos que buscan despedir. Lo lamentable es que a no menos de una semana de que se celebre el Día Internacional de la Mujer, son 30 las mujeres a las que los diputados están despidiendo.
Y entre las aberraciones de esa arbitraria conducta de los “defensores de la ley”, eso dicen ser los diputados, están las declaraciones de la presidenta de la Mesa Directiva del Congreso de Michoacán, Julieta García Zepeda quien afirmó que la Junta de Coordinación Política (Jucopo), a cargo de la “emérita” legisladora Anabet Franco Carrizales, fue la instancia que giró la orden para despedir a 46 trabajadores porque “los diputados quieren tener equipo de su confianza, es lo que puedo decir”.
Y el Poder Legislativo difunde comunicados en los que se habla de derechos humanos y los diputados se vanaglorian y se pavonean y presumen ser soldados y amazonas que defienden las garantías individuales, sin recapacitar en que al violar el derecho al trabajo están violentando el derecho a una vida digna, a la alimentación, a la educación, pero qué se puede esperar de esos y esas figuras becadas con salarios ofensivos para la mayoría de la población.
Si en verdad les urge colocar “a gente de su confianza”, pues que sean ellos mismos quienes les paguen de sus ingresos que son sumamente altos, al grado que les alcanza para eso y les sobra para vivir con el lujo que presumen como legisladores.
Reyes Galindo Pedraza, diputado del Partido del Trabajo (PT), intenta justificar el despido con el débil argumento de que fueron ingresados al Poder Legislativo por ex diputados, es personal de confianza que debe saber que entran por un tiempo determinado y tienen que ser dados de bajo. Y medio molesto o muy molesto, aseveró que esos espacios no están destinados a los diputados de la actual legislatura.
Dijo que han planteado que el de Michoacán es uno de los Congresos más obesos y costosos del país y “creo que debería ser visto con buenos ojos que haya un ajuste presupuestal”…., pues sí, diputado, es obeso, pero no por el salario de la plantilla laboral sino por las fabulosas dietas que se llevan los legisladores…Y es por esta razón de los más obesos, pero también es de los menos productivos por la incapacidad y poca o nula eficiencia de los legisladores que lo integran.
Rogelio Andrade Vargas, líder del Stasple, denunció que se está condicionado a esos 46 trabajadores el pago de la segunda quincena de febrero y su finiquito si presentan la renuncia. Esta es una verdadera joyita que demuestra la clase de servidores públicos que son esos y esas defensores y defensoras de la ley.
Andrade Vargas no descartó que el Stasple proteste por el despido masivo de trabajadores en el Congreso del estado y son más mujeres las que están en ese grupo al que le quitan su derecho al trabajo.
¡Vaya ironía! El logo de la 75 Legislatura lleva como lema “el poder de la inclusión” y no, no hay inclusión, hay incapacidad, intolerancia, arbitrariedad, todo, menos inclusión y excluye a un grupo vulnerable, las mujeres, que demandan igualdad de oportunidades y esto ocurre a pesar de que la actual legislatura tiene más mujeres que hombres.