La primera conclusión de toda esta ruta de análisis acerca del cambio cultural en el gobierno de la Cuarta Transformación, es que la nueva cultura se circunscribe en el sistema actual del capitalismo, pero intentando abandonar el modelo neoliberal y sustituyendo éste por el viejo modelo bienestarista que se desarrolló en el siglo XX, en donde existe la idea de que sin testerear el actual modelo de acumulación, existan una serie de medidas que garanticen niveles básicos de renta para todos, siendo el estado quien debe garantizarlo interviniendo desde el gobierno a partir de establecer políticas redistributivas que aminoren la pobreza y atemperen la desigualdad que genera el sistema capitalista. De ahí la creación de la secretaría del bienestar y sus programas sociales y el aumento constante a los salarios mínimos.
La segunda conclusión es que, junto con esta manera de reorganizar el estado, se planteó una nueva ética de gobierno a manera, incluso, de un listado de principios torales que, de tanto repetirse, se volvieron hasta chascarrillo, me refiero a las tres máximas de “no mentir”, “no robar” y “no traicionar”, que se volvieron pilares de la Cuarta Transformación en la voz de nuestro presidente. Estos tres principios o valores del gobierno actual se plantean como las características básicas de la conducta, primero, de los funcionarios que integran el gobierno, segundo, de los integrantes y simpatizantes del Movimiento de la Cuarta Transformación y, tercero, de la sociedad en general. Se trata de la generación de una nueva conducta social contrapuesta a la que se construyó y recreó en el periodo neoliberal, que marque el inicio de una moral social que abandone la corrupción como forma de trascender, tanto en lo personal o como parte de un grupo o clase y la idea de vivir con los excesos, tomando como punto de partida la austeridad en todos los noveles del gobierno.
Junto con estos tres principios hay que colocar tanto la Cartilla moral, como la Guía Ética para la transformación de México que, a decir verdad, se perdieron en las casas de los ocho y medio millones de adultos mayores que la recibieron y el alcance de sus objetivos también se perdieron. A casi cuatro años de su emisión, ya nadie se acuerda de estos textos y sus principios y valores que pretendían promover.
Uno de los aparatos ideológicos del estado según Louis Althusser, es la educación que, junto con los medios de información y la iglesia forman una triada que por siglos a servido a los gobiernos despóticos y conservadores para mantenerse en el poder o para derrocar gobiernos progresistas. En el caso de los medios de información, Joseph Goebbels, el vocero del gobierno de Adolfo Hitler, mencionaba con mucho de razón que “Si repites una mentira con suficiente frecuencia, la gente la creerá e incluso tú mismo llegarás a creerla” y a eso se han dedicado los principales medios de información en lo que va de este gobierno. A partir de la década de los años ochenta, los neoliberales desarrollaron un discurso ideológico que permeó en el comportamiento de las personas privilegiando lo individual por sobre lo colectivo y la competencia permanente para el éxito personal, en donde todo es válido, sobre todo lo moralmente vergonzante.
Este discurso justificó el éxito alcanzado por medio del hurto, la barbarie y la mentira y precisamente, la Cuarta Transformación se planteó ir contra esta cultura de la incultura e, insisto, la barbarie. Pero en el terreno de los medios, el control aún está en los neoliberales y su discurso se recrea cotidianamente con éxito, pues necesita promover el consumismo desenfrenado. Caso contrario ocurre con la ofensiva de la nueva cultura que no encuentra en las instituciones del estado la forma de contrarrestar la fuerza de los medios conservadores, alcanzando a delinear apenas esbozos y en escasas dependencias, pues en algunas se continúa con más de lo mismo.
La cultura neoliberal que este gobierno pretende combatir desde el discurso diario del presidente se ha mantenido en amplia resistencia fundamentalmente por la acción del papel de los medios en franca confrontación con el actual gobierno y, sin negarle su nivel de importancia, la influencia de la iglesia conservadora que es ampliamente mayoritaria. La cultura del éxito promovida por los neoliberales conservadores en el país continúa intentando descalificar cualquier iniciativa que lo combata, mientras estimula los valores de este modelo y justifica la barbarie que provoca y, sobre todo, los escándalos de los principales exponentes de esta cultura. Así pasa con Claudio X. González, Javier Lozano, Vicente Fox, Peña Nieto, Medina Mora, “Alito” Moreno y, ahora, Xóchitl Gálvez, quien encabezará la expectativa de la derecha en las elecciones de 2024 y que es una fiel representante neoliberal, quien ha construido su fortuna a partir del tráfico de influencias, el compadrazgo y la corrupción. Cuestión que los medios de información al servicio de la oposición intentan diariamente ocultar, pretendiendo lavarle a Xóchitl Gálvez la cara sucia que se ha construido a lo largo de los últimos tres gobiernos neoliberales y enfocando sus baterías hacia el gobierno.
Los medios de comunicación neoliberales, los cuales son los de mayor influencia en el país con mucho, han montado una estrategia mediática a lo largo y ancho del país, para construir y montar en el subconsciente colectivo una visión de la realidad conveniente, que les permita recuperar el consenso perdido en estos últimos 4 años en términos de aceptación electoral, ya que ideológicamente aun la conservan.
Los valores que el gobierno pretende acabar aun están entre nosotros, el trabajo de la clase burguesa a través de sus agentes ideológicos dio resultados y se espació por el mundo en la conciencia social colectiva una vez que el socialismo real fue política e ideológicamente derrotado con la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas a principios la década de los noventas.
Son estos agentes los encargados hoy de combatir, como ya lo hemos reiterado, la política contra el modelo neoliberal del actual gobierno. Eso explica, por ejemplo, la inusitada campaña contra los libros de texto gratuitos, cuya verdadera razón es la detener los cambios sustantivos que expresa la propuesta educativa federal y que se expresa en su programa educativo y el plan sexenal, el cual es contrapuesto a las líneas estratégicas del neoliberalismo que se desarrollaron desde el gobierno de Miguel de la Madrid, cuando Jesús Reyes Heroles dio los primeros pasos de una profunda reforma educativa que se alineaba con el modelo neoliberal que se consolidaría en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y su Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), signado por los gobiernos estatales, el SNTE y el gobierno federal, siendo secretario de educación Ernesto Zedillo Ponce de León.