Por Lucio Izquierdo.
“Con un abrazo solidario para mi amigo Armando, por el fallecimiento de su hermana Dalila, desde Uruapan y desde mi pluma”
Los procesos electorales siempre resultan una tentación para los gobernantes que quieren mantenerse en el círculo del poder, aunque sea a través de otra persona incondicional y, mejor, si es un familiar a quien se le quiere heredar el cargo, miel sobre hojuelas si esto último es lo más viable.
Y puesto que los comicios requieren de recursos y los que les destinan las autoridades electorales a los partidos a veces resultan insuficientes, los gobernantes sin escrúpulos recurren a lo que sea con tal de allegarse los dineros para, por las buenas o las malas gane su gallo.
No quisiera pensar que este sea el caso de Silvano Aureoles Conejo, pero cae el “sospechosismo” que en un año preelectoral en el presupuesto de egresos se pida un incremento del cincuenta por ciento para la obra pública.
Piensa mal y acertarás reza un refrán que le queda a la medida al chascarrillo que se adjudica a los presidentes municipales “has obra que algo sobra” y sí, es en la obra pública donde se pueden obtener recursos, es de donde más recursos se pueden obtener con la alteración de montos, material de baja calidad, y conseguir lo necesario “para financiar campañas”, dicen los más mal pensados.
Lo cierto es que los legisladores deben estar al tanto y darle seguimiento al recurso para obra pública porque sería lamentable que campañas electorales fueran financiadas a partir de lo que sobra de la obra pública.
En cuanto a los impuestos cedulares y ecológicos que nuevamente Silvano Aureoles Conejo intenta imponer, pese a que ya se los rechazaron una vez, no queda claro el destino que se va a dar a esa recaudación, en caso de que esta vez sí se los aprueben.
Si Aureoles Conejo realmente está interesado en la preservación del medio ambiente, debería de comenzar con normar la siembra de aguacate el cual se está extendiendo por todo el estado y es un cultivo que disminuye drásticamente los volúmenes de agua; combatir la tala ilegal; impulsar la construcción de plantas para el tratamiento de aguas residuales; reforestar áreas dañadas.
Eso, entre otras cosas, debería impulsar y no hacerle al eco-loco queriendo imponer impuestos ecológicos que nadie quiere pagar por la poca claridad del destino de esos dineros.
Hay que buscar otra manera de hacerse de recursos y no sangrando el bolsillo de los ciudadanos y más cuando falta transparencia y se acercan a pasos agigantados las elecciones y las campañas requieren dinero, mucho dinero si se quiere asegurar el triunfo y seguir figurando en el entorno político.