Por Juan Pérez Medina.
¡Mataron a Carlos Manzo, presidente municipal de Uruapan! La derecha alicaída necesitaba un estandarte y tomó el hecho para agitar y convocar a la insurrección y la violencia.
Carlos Manzo que durante el 2025 fue más ruido que nueces. Su estridencia que ya se le conocía y le caracterizaba subió de tono en su primer y único año de gobierno municipal. En redes fustigaba a diario contra sus adversarios, ya fuera el gobierno estatal, ya fuera el gobierno federal. No sólo llegaba a exigir un cambio en el combate a la delincuencia organizada, sino que, en no pocas ocasiones, los llegó a desafiar. Pero igual que hacía esto, lo repito, de manera estridente, también se congratulaba públicamente con las mismas autoridades. Un día decía una cosa y luego contradecía sus dichos. Así fue que lo escuchamos despotricar contra Ramírez Bedolla, el gobernador, como también llenarlo de halagos.
Su estrategia contra la delincuencia fue también más ruido que nueces. Poco se logró en los meses que gobernó, por no decir que nada. A pesar de las medidas que tomó, no existen datos que muestren que la seguridad iba mejorando, por el contrario, la percepción ciudadana acerca de la inseguridad subió. De acuerdo con INEGI (encuesta ENSU 2025), el 89.5% de los habitantes de 18 años y más se percibieron inseguros, ubicandoa la ciudad como la tercera más insegura de México, contra el 59.4% de la percepción de junio de 2024, meses antes de que tomara el poder.
Pero Carlos Manzo aprovechó el éxito mediático de su estridencia. El denominado por algunos como “el bukeleMichoacano”, junto con su equipo decidieron aprovechar su estrategia electoral de campaña ganadora en 2024, para enrumbar sus aspiraciones electorales hacia 2027 y, como dijo Buzz Lightyear, “al infinito y más allá” y convertirse, a contrapelo de morena, en candidato al gobierno de Michoacán. En una de sus reyertas homílicas ya en pleno futurismo envío al tercer lugar a Raúl Morón, producto de su confrontación con Nacho Ocampo, su antecesor. ¿Quién no recuerda el episodio cuando un grupo irrumpió en una asamblea del Senador en Apatzingán generando un zafarrancho del cual hubo evidencias que fue patrocinada y orquestada por el hoy extinto Carlos Manzo?
Desde su trinchera, al mismo tiempo que decía combatir el crimen, solicitaba apoyo a la federación y el estado, asumiendo tareas que no le eran propias y para las cuales no contaba con la capacidad necesaria. Una osadía que le ha costado la vida.
Pero habría que decir que su estrategia venía siendo muy exitosa. Desde los confines del país sabían del “Bukele” michoacano y su valentía (la cual no pongo en duda). Las redes habían hecho su trabajo y Carlos Manzo comenzaba a destacar, aunque la ciudad continuara igual. Su fama acercó a la oposición que anda buscando liderazgos o mártires que les permita salir de su descrédito y posicionarse ante el país desbastado precisamente por ellos.
En 2022, la derecha internacional se reunió en México, [Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC)], preocupada por el avance de la izquierda en América Latina y donde plantearon, sin complejos ideológicos instaurar gobiernos conservadores.
Allí estuvieron entre muchos otros, personajes como el ex presidente polaco Lech Walesa; Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro; vía teleconferencia, Donald Trump y su estratega estrella Steve Bannon; Santiago Abascal dirigente del partido español neocolonialista Vox; Zury Ríos, hija del general Efraín Ríos Montt, presidente evangélico de Guatemala mediante golpe militar; Ramfis Domínguez-Trujillo, nieto del dictador de República Dominicana Rafael Léonidas Trujillo; Christopher Landau, ex embajador de Estados Unidos en México; el senador republicano Ted Cruz y Javier Milei, líder de La Libertad Avanza en Argentina. La tónica fue repetitiva: la libertad religiosa, el anticomunismo y antisocialismo, los populismos. Los sistemas electorales torcidos; los posicionamientos contra la ideología de género, el feminismo, la comunidad LGBT y los medios de comunicación globales.
Desde ahí se establecieron las estrategias y acciones comunes para lograr su propósito de recuperar el poder y detener los triunfos del progresismo. Existe pues, una estrategia echada a andar que ya muestra sus resultados: Trump gana en Estados Unidos, Milei en Argentina, Noboa repite en Ecuador, etc. Pero hay una estrategia particular para este país. Por una parte están los partidos tradicionales de capa caída que poco pueden hacer (PRIAN) y, por otra, la política de presión constante del gobierno norteamericano contra el gobierno de México por vía de los aranceles, la migración y el combate al narcotráfico. En un subterfugio, más al fondo de todo esto, está la política injerencista: campaña permanente de medios y redes sociales que cotidianamente disparan mentiras que para muchos son verdades, generando un clima de descontento que tiene mucho de artificial, intentando convertirlo en acciones de protesta y desestabilización. Los hechos de palacio de gobierno hoy en Morelia se inscriben en ese sentido y, sin duda, forman parte de esa estrategia.
Como sabemos, son los estados Unidos los que más saben acerca de los grupos del narco en México. Saben de las rutas de las drogas y conocen las vías por las cuales llegan a ese país. La CIA y la DEA junto con el Pentágono son quienes administran la violencia y el trasiego de la droga. Son quien proveen de armas a los delincuentes y quienes, incluso, los entrenan. Existen evidencias acerca de que grupos del narcotráfico mexicanos y colombianos se entrenan en Ucrania en la construcción y manejo de drones.
La ofensiva contra el gobierno mexicano viene subiendo de tono. No sólo por esta estrategia de la derecha trumpista, sino también por los errores e incapacidad de un sector del gobirnoen todos los niveles. Con la llegada de Trump, los grupos delincuenciales han aumentado en más del 30 por ciento su beligerancia. La violencia aumenta en la percepción de la gente, junto con los niveles de inseguridad, a tal grado que pareciera que son ellos quienes tienen en sus manos el estado. Pero la razón fundamental está en la exigencia norteamericana de justificar la entrada de soldados yanquis al país. Ante la muerte de Carlos Manzo, presto el embajador norteamericano ofreció su apoyo para combatir a la delincuencia. No es una tesis tomada a la ligera, el gobierno de los estados Unidos, junto con la derecha mexicana, los medios de comunicación, las redes sociales y un buen número de gobernantes, incluyendo a miembros del ejército, están minando la soberanía nacional y atentando contra la estabilidad del país en la estrategia de hacer caer a este gobierno.
La muerte de Carlos Manzo debe verse desde esta perspectiva, los niveles de provocación vistos hoy en Morelia es un elemento que no hay que pasar por alto por más justificada que sea la rabia. Es indudable que en esa movilización participaron elementos con la consigna de genera violencia e intentar invocar a acrecentarla.
¿Quién entonces mató a Carlos Manzo? ¿Acaso quienes necesitaban un mártir? ¿Quién está detrás del hecho? Eso debe saberse para no repetir lo acaecido en Lomas taurinas con la muerte de Luis Donaldo Colosio. Pero sobre todo, el gobierno mexicano está obligado acerrar filas, a llevar a cabo una cuidadosa purga que le permita echar de él a quienes reman en contra y exigir a las fuerzas armadas (Marina, Aviación y Ejército), a actuar con responsabilidad en el combate al Narco. No hay mucho tiempo. Es hora de dar pasos hacia adelante. Soy de los convencidos que la paz es tarea del pueblo y su gobierno, y no habrá otra forma para alcanzarla que no sea autoorganizándonos para detener la violencia y el germen del crimen. El gobierno debe apostar por la organización popular si quiere detener este flagelo que ya nos está rebasando.
