En Michoacán, AMLO inicia estrategia para el Bienestar
Por Roberto Pantoja Arzola
El Presidente Andrés Manuel López Obrador escogió a nuestra entidad para ser la primera de una gira que llevará a todos los estados del país en una serie de encuentros con la estructura encargada de la operación territorial de los programas integrales de Bienestar, los cuales sintetizan la ambiciosa estrategia de la Cuarta Transformación para superar el atraso y la desigualdad social que le fue heredada del período neoliberal.
Más allá de los datos y de la cobertura de estos programas, misma que permitió tender una red mínima de protección a los más pobres del país durante la pandemia, y que aspira a sentar las bases para impulsar la movilidad social, el Presidente vino a Michoacán a trazar la ruta que tomará su estrategia de apoyos sociales para el cierre de su administración y ha decidido que su apuesta será la bancarización de los mismos a través del Banco del Bienestar.
Esta decisión tiene varias aristas que fortalecen a los programas sociales y a su potencial creativo de capacidades y de empoderamiento de sus beneficiarios. Por un lado, la transferencia directa de apoyos a través de mecanismos bancarios, reducen la cantidad de manos por las que pasan los recursos, generando transparencia y reduciendo costos y despliegues logísticos y de operación en la entrega de apoyos.
Del mismo modo, el acercar los servicios financieros a un sector de la población tradicionalmente olvidado por la banca comercial, tiene un impacto positivo sobre el crecimiento económico y la certeza jurídica en las transacciones que realizan los cuentahabientes. Hay que recordar que apenas la mitad de las mexicanas y los mexicanos tienen una cuenta en un banco o institución financiera que permite a la persona depositar y retirar su dinero.
Aunado a lo anterior, el Presidente ha apostado a que las sucursales del Banco del Bienestar se conviertan en la ventanilla de atención a los ciudadanos con la instalación de los CIB: Centros Integradores para el Bienestar, punto donde confluirán todos los programas sociales. Esto podría detonar en que esta institución se convierta en un eje articulador que detone otros procesos de integración ciudadana y de regeneración del tejido social.
Sin embargo, para que esto último ocurra, se hace necesario que los programas de Bienestar integren un componente que permita la participación, pero también la formación de ciudadanía. El hecho de que se haya elevado a rango constitucional la obligación del estado mexicano de dar apoyos a los grupos vulnerables de la población, es un buen comienzo en el proceso de empoderamiento ciudadano, pero no es suficiente. Entregar, por ejemplo, una beca educativa como expresión de esta obligación constitucional debería tener como complemento una nueva visión curricular de la formación de los becarios; misma que le permita detonar procesos de participación y generación de conciencia social.
Los retos que ha trazado el Presidente, son un aliento para quienes formamos parte de este movimiento, y también derivan en la urgente necesidad de reflexionar de cara a las definiciones históricas que habrá de tomar el país el próximo año.