Rogelio Raya Morales
31 octubre 2022
Los últimos acontecimientos preelectorales, realmente muy intensos y con una tendencia al alza en los próximos doce meses, revelan muy acertadamente las preocupaciones internas de los interesados en lo que habrá de acontecer en el 2024.
Por un lado, vemos a la vieja clase política pluripartidista de morena insistiendo en hacer las cosas al viejo estilo del pri. No es fortuito que este este partido haya gobernado el país por más de 80 años, con una breve interrupción, que no significó ningún cambio, de gobiernos prianistas. Indudablemente que dejó toda una escuela y una densa capa ideológica y pragmática de la cual no les es posible desprenderse a los actuales mandamases de morena.
Digo lo anterior porque, a morena le debiera preocupar más en estos momentos, cómo garantizar la continuidad del proceso de cambio iniciado en el 2018. Si bien existe todo el derecho para que cada individuo simpatice por quien considere mejor, a la institución político de morena no le debe ser indiferente el conjunto de los intereses colectivos o nacionales. Por doquier vemos campaña de precandidatos. Esto es totalmente normal. pero esa campaña de precandidatos debiera ser conducida por el propio partido, con reglas comunes, imparciales y que ayuden a concientizar y a formar de mejor manera la práctica política de los mexicanos o, en nuestro caso, de los michoacanos. No sucede así. Y lo que se genera es una imagen de un partido en el que hay realmente confrontación y no presentación de cualidades y aptitudes y voluntades para administrar los asuntos públicos.
Nos interesa como se lleva este proceso porque, aunque no concordamos con el partido de estado morena, si tenemos un fuerte compromiso con una Verdadera Cuarta Trasformación. De aquí que no estemos de acuerdo con que se definan bloques o grupos o tribus o sectas o lo que sea para apoyar, incluso con acciones o declaraciones que caen en el ridículo, a un determinado candidato en detrimento y poniendo todo tipo de escollos para impedir que lleguen los “enemigos”. La inconciencia de lo que representa consolidar la Verdadera Cuarta Transformación, hace que la vieja clase política sólo ponga interés en garantizar cómo salvaguardar sus mezquinos intereses. No considero aquí hablar de la oposición porque, con su viejo y anquilosado y elitista proyecto conservador, creo que no tienen, ni uniéndose todos, ninguna posibilidad en el próximo proceso electoral para renovar el poder ejecutivo federal. Pero sí insistimos en que es necesario pensar más en función de los interesas nacionales o mayoritarios y con una perspectiva histórica.
Lo hemos dicho de muchas maneras y en diferentes momentos y tonos y, es más, lo vamos a seguir diciendo, que lo que se juega en el futuro2024 no es una sucesión; que no se trata de quién sucederá a AMLO, sino de quién garantiza que la transformación del país prosiga hasta conseguir el país más libre, justo y democrático que queremos los mexicanos.
Por ello, nuestro interés en que se profundice la concientización de los votantes. Una persona puede intentar descarrilar el proceso de cambio, pero una población altamente concientizada puede impedir que se atore la Verdadera Cuarta Trasformación. Por ello, los simpatizantes de Claudia Sheinbaum, de Marcelo Ebrard, de Gerardo Fernández Noroña, de Adán Augusto López Hernández, deben, además de significar cualidades y aptitudes y voluntades políticas en cada uno de ellos, privilegiar cómo se construye una sociedad más consciente capaz de hacer suyos y, por lo tanto, empujar colectivamente, los objetivos planteados por una Verdadera Cuarta Transformación.
Este es el verdadero dilema actual. Lástima que haya tan poca comprensión de lo esencial.