A nuestros compañeros de lucha.
A los militantes y simpatizantes de morena.
Al pueblo de Michoacán.
Cuando fundamos morena lo hicimos con la esperanza de que estábamos constituyendo un partido diferente a los del régimen neoliberal.
Morena era el movimiento de la esperanza, y lo fue desde que nació hasta 2018, sin negar que siempre hubo decisiones al margen de sus documentos básicos y sus órganos de gobierno. Aún así fue siempre el partido de la esperanza.
Lo fue hasta que en 2018 el presidente Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia con 30 millones de votos, en una jornada histórica.
Morena, despreciado hasta antes de 2018, se convirtió en el más codiciado, por suculento. Fue entonces, cuando nuestros detractores, iniciaron el éxodo que aún no termina. Con toda hipocresía, los que juzgaron de loco a AMLO y repetían que era un peligro para México, incluso, ya en el gobierno, mencionaban que la estrategia de “abrazos y no balazos” era un error entendible ya que quien lo decía -refiriéndose al presidente- no era un estadista, de pronto se convirtieron en los más rabiosos defensores de la 4ª Transformación, aunque no supieran de qué se trataba. Llegaron con sus antigua estructuras, con sus enromes recursos logrados al amparo del poder político y, sobre todo, con sus malas mañas acuñadas por años de experiencia, repitiendo de manera hueca, “no mentir, no robar, no traicionar”.
Pero todos los que construimos este partido sabíamos que no eran morenistas, ni aunque nunca se quitaran la casaca guinda. Y, entonces, el partido perdió sentido, se volvió lo mismo que denostábamos con toda razón. Morena se metamorfoseó dejando de ser la esperanza para convertirse en el partido del gobierno, conducido por el gobierno y comandado por quienes son parte de él y perdió su autonomía e independencia.
Sus documentos básicos fueron vilipendiados, echados al basurero. Utilizados solamente cuando convenía a los propósitos de la cúpula. Así, bajo la égida del poder dictatorial se fueron cometiendo un sinfín de arbitrariedades. El 30 de julio, el desaseo fue más que evidente. Pero el discurso del poder lo ocultó todo. Todavía fue más sincero aquel presidente municipal nayarita que ante una conductora de televisión reconoció que si robó, pero poquito nomás.
Hoy, morena ya no es el partido que hará el cambio. Su esencia lo niega. Y no hay forma de enderezar su circunstancia. Su corrimiento hacia el centro de la socialdemocracia y, sobre todo, hacia las prácticas antidemocráticas, lo convierte en un partido incapaz de profundizar lo que se alcanzó con el triunfo del presidente. El espacio de la izquierda ha quedado vació en el espectro electoral. Los que participamos en la construcción de morena ya no le reconocemos en su involución de 4 años. Es otra cosa amorfa y sin principios. Dejó de ser la herramienta para el cambio, porque no hay ideología en sus dirigentes y cuadros principales. Hasta el Fisgón, que era un hombre crítico e intachable, se perdió en la vorágine de la descomposición.
Nada hay que hacer en morena que no sea el propósito de alcanzar el sueño personal de vivir y enriquecerse de la política. Hoy se han sepultado los objetivos fundacionales colectivos de todo el pueblo y se han sustituido por los de cada personaje que nos gobierna o dirige el partido. El proyecto colectivo que dibujo un país en su programa de lucha decantó en la pululación de cientos y miles de proyectos personales, que son los que hoy campean en el cuerpo de morena.
Estas razones son las que nos han obligado a dejar morena para construir una nueva herramienta para la disputa del poder desde abajo y a la izquierda. Falta un partido de izquierda y a nosotros nos toca hacerlo.
Convocamos a los trabajadores y sus organizaciones independientes, maestros, maestras, trabajadores de la salud, obreros de la construcción, del transporte, de las actividades industriales; a los campesinos, los trabajadores precarizados, a los que viven en la informalidad, a los que no tienen empleo, a los defensores del medio ambiente, a los que defienden la vida, a quienes luchan contra la violencia de manera cotidiana, a los que defienden los derechos de los niños y las niñas, de los jóvenes y de las mujeres a vivir en paz, a organizarnos, a actuar juntos y a generar una nueva organización social solidaria, productiva, justa y democrática, que defienda diariamente nuestra casa, nuestra madre tierra, para así contribuir a salvar al planeta. Es hora de construir una herramienta para las y los mejores hombres y mujeres de la entidad. Los convocamos a formar un verdadero partido de izquierda que garantice la justicia, la paz y la convivencia armónica con la naturaleza. Vamos a organizarnos y constituyamos un partido popular bajo nuevas reglas y sin darle oportunidad a los advenedizos, ambiciosos vulgares, vividores y mentirosos y a los que compran voluntades con el dinero. Hagamos un partido para la lucha, para el cambio profundo, para recuperar el futuro que ahora se ha puesto en riesgo. Organicémonos, organicémonos y organicémonos para luchar y cambiar lo que está mal. Juntos podemos.
Finalmente, queremos dejar claro que a pesar de lo que ocurre con morena, vamos a trabajar para contribuir al triunfo electoral del candidato o candidata presidencial de morena en el 2024. No nos vamos de la CUARTA TRANSFORMACIÓN, al contrario, vamos a luchar por profundizar lo ya alcanzado. Estamos claros que no debemos darle oportunidad a la derecha y sus partidos políticos de regresar a la pesadilla del saqueo y la barbarie. En las elecciones federales de 2024 vamos a trabajar por los candidatos de la 4ª. T., pero no lo haremos sin condiciones, el pueblo organizado deberá levantar sus demandas principales que pasan por conquistar un aumento salarial emergente, la desaparición de las UMAS como medida para pagar y calcular las pensiones, la suspensión de la deuda pública por cinco años por lo menos, mayor inversión al campo para garantizar la soberanía alimentaria, nacionalización de la industria eléctrica, fin de la terciarización y el outsourcing, medicamentos suficientes en los hospitales y atención gratuita, pronta y expedita en hospitales y especialidades, fin a la especulación financiera y fortalecimiento de las economías alternativas y la desaparición del Usicamm en educación. Estas son algunas de nuestras demandas que deberán ser condición elemental para que la 4ª. T cuente con nosotros los trabajadores y las trabajadoras del campo y la ciudad, con y sin empleo.
Morelia, Michoacán a 31 de agosto de 2022.