Rogelio Raya Morales
16 enero 2023
Durante los últimos días, semanas e, incluso, meses, hemos visto cómo se arrecia la campaña por la candidatura de morena para el 2024, con riesgos de salirse de la fraterna lucha interna y derivar en una apoteósica contienda con resultados que, desde ahora, se advierte, serían pírricos para todos los participantes.
Se ha mencionado en otros espacios que, la prioridad política del momento, es ubicar los puntos fuertes y los puntos débiles de la 4T, y definir, a partir de ahí, la estrategia para el conjunto de las fuerzas sociales que empujan por un cambio en el país, y no para una o un candidato en particular.
Si partimos de esta última consideración, entonces ubicar el punto de cuál es la tarea principal y quien sería el sujeto con todas las capacidades teóricas, políticas y éticas que la impulsen, resulta ser, como diría un clásico del análisis de la coyuntura, hacer el análisis concreto de la situación concreta, y definir objetivamente el “¿Qué Hacer?” para las fuerzas del cambio. O sea, que lo principal, en este momento, es ubicar la contradicción principal, deslindarla completamente de las contradicciones secundarias y, ubicar con precisión, los medios para su resolución.
En este sentido, lo fundamental a entender por las fuerzas progresistas que apuntalan el cambio en el país, es ubicar que las contradicciones internas no deben sobreponerse a las contradicciones externas. En lo interno, se supone que hay, no sólo un proyecto de nación que nos guía en la acción social, política y administrativa (porque hoy somos gobierno), sino que, incluso, han sido ya desmenuzadas algunas estrategias para que eso se convierta en una realidad. Por ello, hay un error de cálculo al pensar y, muchas veces, actuar en consecuencia derramando simpatías y pasiones por alguno de los precandidatos, que de lo que se trata es de imponer al sucesor de AMLO en la presidencia y no de ubicar ¿cómo ayudamos a la transformación general? Ahí vemos el árbol, pero se nos oculta el bosque. En este caso, sólo consideramos cómo “me puede ir en futuro” y no “cómo le iría al país”.
En lo externo, no se debe pasar por alto que, una oposición, a la que le queda muy grande el traje de derecha, porque lo que hoy existe en este bando es sólo simulación, corrupción, incapacidad teórica y política, desorientación hasta psicológica, inmoralidad, etc., podrá estar desarticulada, desorientada, incapacitada, pero posee riqueza y recursos suficientes para desbarrancar cualquier proyecto político que se le oponga, si no se tienen bases firmes para contrarrestarla. Hoy por hoy, lo que más nos daña es ese vicio importado de los opositores, que consiste en creer que por estar en un determinado puesto se es “sabio” y se es “suficiente” y, por lo tanto, sé es predestinado a gobernar. La oposición controla los medios de comunicación, lo cual la hace fuerte para ocultar información y para tergiversar o confundir con información falsa, pero también posee a casi la totalidad de los “comentócratas” que ayudan a perfilar una determinada “opinión pública”. Esto por sí solo, no es poca cosa. Pero si, además, le sumamos que controlan al poder judicial y tienen, por ende, toda la capacidad para torcer la ley en una dirección de ilegalidad fragrante, lo cual es sumamente peligroso pues podría desencadenar procesos de convulsión social que podríamos ver cómo comienzan, pero que no acertaríamos a ver su conclusión; ya hemos visto en ejemplos de países latinoamericanos que la prudencia no es una característica de esta fuerza política y, esto, tampoco es poca cosa.
Agregamos, también, que, en esta fuerza oscurantista y retrógrada, se concentra una parte importante de la riqueza nacional, y bien pueden ocupar una pequeña parte de la misma para crear inestabilidad económica, política y social.
Aquí está nuestra verdadera contradicción y nuestro principal adversario. Por eso, la campaña que se ha desatado contra una de las precandidatas debiera ser contrarrestada por todos. Esto sería muestra de madurez política, aunque se ve difícil en una clase política que sólo ha cambiado de cachucha, pero no de ideas y de prácticas. El tropezón fundamental al que podría contribuir la insana ambición política, es actuar con la idea por delante de que sólo se trata de sustituir al actual presidente y no de proseguir con la transformación iniciada desde 2018.
Es sumamente peligroso el ataque directo, criminal, terrorífico contra la población a través de afectar uno de los medios de comunicación masiva más importante del país, y sólo como zancadilla a la precandidata que muchos se imaginan tendrá la responsabilidad de impulsar la 4T en el próximo sexenio. Decíamos que la derecha no se tienta el corazón para imponer sus inmorales e ilegítimos intereses y ya lo estamos comprobando en la cruzada de sabotajes al metro de la CDMX. No dudarán en provocar un genocidio, si fuera necesario, porque la gente no les interesa. Si alguien dudaba de hasta donde es capaza de llegar el conservadurismo de ultraderecha, he ahí una muestra palpable.
Por último, no olvidemos que hacerle el juego a la oposición contribuyendo con espectaculares, porque unos pueden ser legítimos y otros prefabricados desde el interior de morena, es poner un proceso esencial en este momento para el país, en manos de INE, organismo oscurantista, mafioso y decrépito, y eso es contribuir a la derrota del proceso de cambio nacional.